En la mayoría de los hogares venezolanos se acostumbraba a desayunar, almorzar, merendar y cenar. En Venezuela, los nacidos hasta el año 2000 vivimos años de gloria y segura estoy que, en más de un hogar había derroche de comida. Traigo a colación esta vivencia porque deseo iniciar esta entrevista con aquella Última cena que nos preparó la artista plástico Adriana Barrios, servida en los espacios de La Caja en el Centro Cultural Chacao.
Adriana Barrios, artista plástico. Foto cortesía de Benjamín Ortega Carrera
Adriana Barrios es definitivamente una mujer de fe, espiritual, altruista, soñadora y por demás, optimista. Cada trabajo artístico que se propone lo difunde, revelando los detalles importantes que se esconden en aquellos enormes horizontes. Nada de secretos. Nada de intereses escondidos. Es por ello que comienzo esta conversación preguntándole por su exposición: Última cena.
Ese título lo asocio a una multiplicidad de cosas como, por ejemplo, la concepción femenina. En casa, la mujer es quien atiende los quehaceres y está pendiente de los alimentos, de servir la mesa, de hacer la cena. Dentro de lo conceptual, ¿a qué obedeció que esta exposición se titule Última cena?
“Tiene que ver con el tema de la emigración venezolana que se vio obligada a huir a otros lugares y la familia que se reúne para despedir a aquella persona y para ello prepara una última comida. Última cena porque hay familiares que parten a otras fronteras. Última cena por sacrificar una comida ante tanta carencia. Última cena por los que ya no está. Última cena porque se acaban las esperanzas. Última cena antes de morir, una Última cena para estar juntos y no perder la fe”.
“Me agrada mucho cuando lo asocias con la concepción femenina porque todo esto lo relaciono con la intimidad de la familia. Se trata de hacer la mesa para reunir a quienes se van en compañía de los que se quedan. A nosotros los venezolanos, por ejemplo, nos gusta hacer la cena de Navidad y eso lo tenemos como muy guardado, forma parte de nuestras tradiciones. Quise representar en mi Última cena unos manteles transparentes que se elevaron porque la inflación que se vive en este país no permite que puedas comprar comida para sentarte a comer”.
“De esta instalación de arte con manteles flotantes cuyo título es La mesa servida es un derecho se desprendían los platos con sus cubiertos, otras mesas tenían un plástico transparente que no te daba acceso a tocar los alimentos y luego de dos años de aquella exposición todo empeoró sistemáticamente”.
“Última cena” (2018). Centro Cultural Chacao. La Caja1. Caracas. Fotos cortesía Benjamín Ortega
Así pues, aquel 18 de octubre de 2018, un grupo privilegiado de comensales visuales asistentes a la cena de Adriana, hicimos el recorrido por aquel laberinto de propuestas profundamente conectados de Adrián Fisher y, efectivamente percibimos platos vacíos, oraciones, dibujos del desarraigo, que se elevaban cual inflación atropella el bolsillo de cada venezolano.
La Última cena también está basada en el evangelio que narra la última ocasión en la que Jesús compartió con los doce apóstoles el pan y el vino antes de su muerte. Para los religiosos, esto es un pasaje sagrado. Ahora estás en Venezuela por la pandemia y quiero pedirte que en nuestro contexto le pongas un nombre a cada apóstol. Por favor, haz una lista y dime quiénes serían esos apóstoles venezolanos.
Los apóstoles, dice Barrios, eran unas personas que llevaban una información sobre la fe y el amor de Dios que se movían por el mundo.
“Última cena”. Foto cortesía Benjamín Ortega
“Yo diría que esos apóstoles son representados por la diáspora venezolana, esa larga peregrinación que está arraigándose por el mundo para expresar lo que vivieron en su país, es digna de ser admirada y respetada. En ese sentido, casi todos somos apóstoles sin distinciones de raza, sexo y credo”.
“Como video artista me gusta enfocar el concepto en torno a las instalaciones, son como puestas en escenas audiovisuales. El material que más utilizo es el hule transparente porque creo que produce un efecto impermeable, es liviano, tiene un brillo único, una textura visual, aunque soy consciente que el plástico es un material de alta contaminación y de difícil desintegración en la tierra”.
“Última cena”. Foto cortesía Benjamín Ortega
“Siempre en mi obra vas a ver temas vinculados a la espiritualidad conectada con los sueños, la percepción, llevándolos a experimentar efectos de color y luz, con imágenes en movimiento. Realicé una obra en The Chill Concept en el Miami New Media Festival del año 2005, que consistió en la producción de un video de instalación titulado “Soulmade”, allí había capas de hule transparentes de colores, y el público podía traspasarla e interactuar con la obra. También me interesa mucho el tema de la animación, recreamos y proyectamos una pieza en honor a Norman McLaren que fue uno de los principales animadores experimentales y abstractos de todos los tiempos”.
Miami New Media Festival 2018
¿Me puedes hablar de alguna pieza en particular con la cual te hayas conectado? Cuéntame qué repercusiones tuvo esa exposición en tu vida y en la plástica nacional.
“Hay una obra importante que fue La patria que se mece, era una instalación representada por una hamaca hecha de hule transparente, contenía agua y en esa hamaca había dibujos de mapas de Venezuela antiguos y contemporáneos”.
“Hay otra video instalación titulada Un altar sumergido en mi alma, la cual tiene que ver con esa conexión que tenemos con la fe interna que guarda cada quien, la asocio con la meditación que cada quien hace para tener esa capacidad de creer, sentir y rezar, es como una capa de protección”.
Entiendo que has estado radicada en la ciudad de Miami por largos períodos de tiempo ¿Qué te motivó a irte a los Estados Unidos? ¿A qué te dedicaste?
“Por mi destacado trabajo como artista plástica venezolana, obtuve la Visa O que llaman visa de artistas, gracias al apoyo de Arts Connecction Foundation y sus plataformas de interacciones con instituciones en la ciudad de Miami y el mundo. Fue la oportunidad que tuve para especializarme en arte, diseño, promoción cultural, maestra y mentora de los laboratorios de arte, creación y reciclaje, y eso luego me permitió obtener la residencia permanente, el Green Card”.
“Como artista tienes que ocuparte de otras actividades como la promoción cultural, hacer investigaciones y curaduría, en mi caso las referencias van en dirección al tema del agua, el medio ambiente y el cambio climático. En el 2006 realicé junto a Adriana Meneses la Bienal del Agua con la Fundación Telema y en el 2018 el tema del Miami New Media Festival era Water, Heritage, and Climete Change, en el cual trabajé como directora de la XIII Edición. Es por ello que afirmo que el artista tiene que ponerse muchos trajes, no sólo debe permanecer en su taller produciendo, sino también tener conocimientos de diseño, mercadeo, búsqueda de patrocinio y desarrollo de piezas artísticas, creo que esa es mi mayor inquietud en momentos de hacinamiento como estos”.
“Por lo pronto, trabajo desde la casa en varios proyectos por el tema de la pandemia, el próximo que vamos a presentar es con el equipo de Andreína Fuentes Angarita, Milagros González y Gerardo Zavarce, que es el Miami New Media Festival Edición XV año 2020”.
El vocablo Laboratorio aparece siempre en tu hoja artística profesional, te sientes identificada con esa palabra ¿De dónde surge aquello de laboratorio de arte, creación y reciclaje?
“Me interesa mucho el trabajo con y entre las comunidades y, por supuesto me conecto con lo social y necesidades de la gente. Por ello, creamos estos laboratorios de arte – identidad- naturaleza en donde se aprovechan los materiales reusables para crear piezas utilitarias eco-diseños; quienes participan en nuestros laboratorios viven una experiencia inolvidable y en esas tareas invito a otros artistas para que nos acompañen con sus creaciones, hemos trabajado con Consuelo Méndez, Anella Armas con sus objetos tierra chiguire y con fotógrafos ambientalistas como Edgar Mendoza”.
Adriana Barrios Mendoza. Miami New Media Festival. “Soulmade” (2015). The Chill Concept. Miami. Foto cortesía Lili(ana)
Grandes proyectos, grandes inversiones
A propósito de aquella Última cena surgieron posteriormente importantes proyectos de trabajo para la también diseñadora y directora de la Fundación Telema. En alianza con el Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello, Adriana Barrios como directora de la Fundación participó en el proyecto del primer concurso Creatividad y Expresión Adolescentes desde la Casa, el cual manifiesta sin falsos pudores que esta fue y es una de las más grandes satisfacciones que está viviendo luego de su regreso al país por la pandemia.
Adolescentes desde la casa, dice la artista, llegó para quedarse, se trata de una iniciativa que le brinda a los jóvenes artistas la posibilidad de mostrar sus talentos en las diferentes manifestaciones el arte. Fui testigo de su ardua selección de las futuras grandes promesas artísticas que tiene este país y pude percibir su profunda entrega y evaluación de cada una de las casi 230 propuesta recibidas en el concurso.
No me quiero despedir sin antes preguntarle a Barrios cuál es su sueño, ella me dice que quiere hacer una Escuela Ecológica donde puedan participar artistas venezolanos y de otros países, enseñando a niños y adultos venezolanos sobre el arte, la creación, la cultura de la paz y el amor a la naturaleza: “me estoy preparando para ello”.
¡Enhorabuena!
“Almas de protección” de Adriana Barrios
Licenciada en Comunicación Social, locutora y cursante Doctorado en Educación UCAB.
Colaboradora y articulista de The Wynwood Times.