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Por Adlyz Caliman.

Estaba hablando por teléfono –no podía ser de otra manera durante la cuarentena– con una amiga y me insistió en que debía escribir sobre autoayuda.

–Pero a mí no me gusta la autoayuda

–Puede no gustarte, pero ¿quieres ayudar a los demás?

–Pues sí, claro.

–Entonces debes hacerlo.

Pensé que quizás allí estaba mi reto. Hacer algo para otros aunque no me guste, solo por el hecho de ayudar –que sí me gusta–. Entregar sin esperar nada a cambio. Es algo que nos cuesta a todos. Pero tuve la suerte de aprenderlo desde muy pequeña.

Recuerdo que me invitaron al cumpleaños de alguna amiga del colegio y mi mamá me llevó a la juguetería para comprarle un regalo. Me preguntó qué le gustaba a mi amiga y le dije que las barbies, pero que le regalara un ludo o un bingo; total, ella a mí no me había regalado nada en mi cumpleaños.

Mi mamá se me acercó muy seria y me dijo:

–No compramos un regalo a otra persona esperando lo mismo de la otra, si no sería un mero intercambio. No se puede dar algo, esperando otra cosa a cambio. Uno da porque quiere, porque te interesa la otra persona, porque la quieres hacer feliz. Eso hace que lo que des, bien sea un regalo, dinero, afecto o tu tiempo, sea auténtico y desprendido y que la imagen que puedas tener de esa persona cambie para mejor, porque ya no la censurarás por la respuesta que pueda tener a tu entrega.

Me sentí muy mal por haber mercantilizado mi relación de amistad, pero mi mamá tenía razón una vez más. Lo que damos, debemos darlo por amor, por cariño, por convicción, sin esperar nada a cambio. De esa manera la gratificación emocional es mayor, lo que se traduce en energía positiva.

Esa energía que necesitamos para que nuestra vida, nuestro mundo, avance hacia la felicidad y la plenitud.

Mi amiga recibió su regalo y estaba muy contenta con su barbie. No puedo recordar si ella me dio algún regalo o no en mi siguiente cumpleaños, y qué bueno que no lo recuerdo, porque quiere decir que no me importó si lo hizo o no, ya no lo esperaba, ya no tenía esa expectativa, solo la de compartir un rato agradable con mi familia y amigos. Lo demás, sería extra.

¿Y tú? ¿Sigues esperando algo en retribución de lo que das? Si es así, intenta desprenderte de algo sin esperar nada a cambio, y te aseguro que sentirás un gran regalo en tu corazón. Mientras, yo seguiré pensando qué escribir sobre autoayuda.

Adlyz Caliman en The Wynwood Times
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