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Por Alida Vergara Jurado.

 

Hace unos meses y por casualidad, me topé por Instagram con una venezolana que está radicada en Ourense, Galicia, desde hace unos años. Como periodista y amante de la moda, sobre todo de esa que no es masiva ni en serie, me metí a ver sus piezas y quedé maravillada.

En sus fotos me conecté con recuerdos, como aquellas clases de Arte en mi amada Universidad Católica Andrés Bello, en las que me encantaba saber esas curiosidades y anécdotas que escapan de los libros de textos, sobre los detalles en las construcciones religiosas, como aquel Ave María, de los vitrales de una capilla que, a determinadas horas, se proyectaba al revés dibujando un sutil Airam Eva. De la Virgen, madre de Dios, pasaba en un guiño a la primera mujer, a esa doncella de hierro que hizo pecar a Adán y comenzar toda la historia, dependiendo de sus creencias, claro está.

Así esos metales impresos con fotos o con incrustaciones de piedras y plumas, se convirtieron en aquellas líneas de mi cuaderno y mis comentarios cuando veía las diapositivas, ¡si! no era la Wiki, eran las diapos.

 

Eva Montoro, me remontó a la alquimia, pero una alquimia cercana, esa amiga que tiene una receta mágica que mezcla materiales, técnicas, y los convierte en un traductor de emociones, además ecoartístico. Eva estudió diseño gráfico en Caracas en el instituto Newman; y Diseño de Interiores en el Instituto Las Mercedes, además de orfebrería en distintas escuelas. Y luego de más de 15 años gestionando la dirección en ventas de marcas automotrices, soltó todo y se entregó a su verdadera pasión: confeccionar bolsos y pulseras en el comedor de su casa.

Del Instagram pasamos al chat, en donde la felicité primero y empecé a preguntarle sobre unos exquisitos tocados y complementos ecocreativos que iba viendo en sus imágenes, y llegué a la pseudoentrevista. Me contó que lleva dos años en el mercado europeo, y que emigrar la hizo sacar su lado más valiente y emprendedor para materializar su sueño: crear una firma de complementos para novias y galas que salieran de lo tradicional, con toques urbanos y opciones sofisticadas como sello de identidad. 

Ese punto de valor de lo no repetido, de lo hecho a mano, y del proceso artesanal no contaminante y lleno de historias, se está volviendo tendencia en el outfit de la mujer de mundo. Además, su apuesta por la moda sostenible, en donde sus piezas cruzan el límite entre el diseño y el arte, generando una perfecta sinergia entre la vida cotidiana y las artes visuales, ya ha pisado las alfombras rojas de Galicia.

Hace pocos días, se realizó en España la gala de los premios Mestre Mateo 2020, en la provincia de Galicia, A Coruna, y la presentadora Lucia Rodríguez apostó por los complementos ecocreativos de Eva Montoro, la nuestra, la venezolana.

“Diseñé un juego de zarcillos elaborados a mano en aluminio con cuarzos ahumados facetados, y un bolso de mano personalizado en seda natural satinada, aluminio y una laja de ágata natural”.

Los materiales predilectos de Eva son los sostenibles, como el aluminio, conformando el ADN de su marca; diseña y usa técnicas no contaminantes como el calado manual, las pinturas orgánicas, el fuego, prensas y fusión de materiales naturales y orgánicos, inspirándose en lo que siente, lo que le transmite su entorno, personas, texturas. Ella lo plasma sobre papel y empieza su proceso creativo, fundiendo materiales, diseños y naturaleza hasta llegar a lo que desea.

El día de los inocentes abrí el Instagram, y veo uno de mis tatuajes en una mesa de dibujo, fue raro porque sentí que había visto ese dibujo en otra parte, pero no lo reconocí de inmediato, de hecho le hice el comentario público, y en el copy, leí que eso iba a ser convertido en zarcillos, internamente pensé “qué suerte inspirar semejante obra”, y la sorpresa es que, sin haberme etiquetado, era para mí, esa mariposa era la de mi hombro.

LOS DESTINOS PORTABLES DE EVA

Ahora Eva Montoro abre otra línea de diseños: «Destinos». Decidió enfocarse en fabricar piezas de souvenirs para eventos especiales y detalles corporativos originales, evocando imágenes por medio de los iconos más representativos de  recuerdos y lugares. 

Estas piezas son el reflejo de la identidad, el gentilicio y el sentimiento de diferentes localidades y además captan momentos únicos y llenos de historia de una manera moderna, elegante y creativa, es como aquella foto que tenemos sobre el piano o la mesita de centro, pero ahora es un medallón o una pulsera, y nos acompañará a todas partes convirtiéndose en una suerte de talismán o de link a un momento feliz o a un lugar que nos evoque un buen recuerdo.

Cada diseño está inspirado en infinidad de cosas que la rodean en momentos determinados, ya sea una foto, una textura, algo orgánico que es lo que más la inspira un pensamiento, un sentimiento, una persona; en fin, lo plasma en su mente, lo une con las historias contadas y la esencia del cliente, y comienza su proceso creativo hasta darle vida y voz propia a la pieza.

Alida Vergara Jurado
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Periodista y RRPP.

Columnista en The Wynwood Times:
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