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El ser humano es un ser cultural, social y por lo tanto, un ser de tradiciones. Desde países con ciudadanos muy estrictos y poco sociables, hasta el país con los ciudadanos más relajados y amigueros, cada uno tiene sus tradiciones, su cultura y su idiosincrasia.

Mi país pertenece a la segunda categoría que mencioné, y dentro de mi nación, mi región también se ubica dentro de ese espectro. Es decir que nosotros, los zulianos, somos doblemente relajados y amigueros.

No podía ser de otra manera entonces, porque ésta es la cuna de la gaita y la Feria de la Chinita, Virgen de Chiquinquirá.

La gaita, es un género musical autóctono de mi región zuliana que se toca con cuatro, tambora, furro y charrasca, y que es típica de la época decembrina.

Recuerdo cuando era pequeña y ya no tan pequeña, encontrar grupos de personas bailando y tomando cerveza, disfrutando al son de una gaita en cualquier esquina. Había incluso un festival gaitero súper importante que llegó a transmitirse a nivel nacional, llamado “Una gaita para el Zulia”. Se presentaban las principales agrupaciones gaiteras del momento y se escogía la mejor gaita del año. Era un evento muy bonito y alegre. Y gracias a él, la gaita traspasó las fronteras del Zulia y se hizo nacional. Entonces los grupos gaiteros se iban a Caracas y otras ciudades, a alegrar los sitios nocturnos, después que hubiera pasado la Feria de la Chinita celebrada la semana del 18 de noviembre.

En esta feria siempre se organizaban festivales gaiteros, a los cuales asistía con la firme intención de amanecer gaiteando y parrandeando, cosa que logré en contadas ocasiones: mi biorritmo nocturno no es muy bueno para amanecer. Sin embargo, la atracción central de la Feria era el amanecer gaitero del 18 de noviembre, en honor a la Virgen.

En esta época casi decembrina, también era tradicional hacer un pesebre de Belén y que los niños le escriban la carta al Niño Jesús, pidiéndoles regalos por haberse portado bien durante todo el año. Hacer en familia las tradicionales hallacas para degustar con ensalada de gallina y pan de jamón. Hacer un ponche bien fuertecito con ron para ofrecer a las visitas y asistir a las misas de aguinaldo.

Con la emigración de mi pueblo, han emigrado las tradiciones, la alegría, la parranda y la distracción. Ahora el festival gaitero en honor a la Chinita es internacional. Además, en cada lugar del mundo donde haya venezolanos, se seguirá escuchando nuestra música, degustando nuestros platos maravillosos, celebrando la vida y la familia.

Pronto volveremos a celebrar parrandas gaiteras unidos en una renovada y multitudinaria Feria de la Chinita. Sonarán tambores, cuatro, furro y charrasca. Se escucharán risas y cantos de alegría y nuestros hijos jugarán con sus regalos que les ha traído el niño Jesús envueltos en tradiciones.

 Y tú, ¿qué tradiciones quieres rescatar de tu idiosincrasia?

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Adlyz Caliman en The Wynwood Times
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