Entrevista realizada por Richard Rey.
Es una de las actrices más recordadas de Venezuela. Su embriagante piel avellana tostada, el verdor lorquiano de su mirada y la fuerza interpretativa que imprime a personajes como “Patria Mía”, “La Diabla” o “Eloína Rangel” le han convertido en parte importante de la historia de la televisión venezolana y ha hecho que siga presente en la memoria colectiva del pueblo.
El amor la llevó a radicarse en la tierra del Big Ben y el Támesis. Sin embargo, sigue disfrutando de un buen sancocho. Desde “Chichi Bardot” hasta el Lukas UK Award ha llovido mucho, pero ella no deja de prepararse –de hecho se define como una estudiante asidua– y además comparte sus conocimientos ayudando a preparar a nuevas generaciones de histriones.
Gledys Ibarra, la primera actriz, la dama, la esposa, la madre y la abuela. Pero además la negra más querida por los venezolanos (porque en tiempos de pasiones exacerbadas este país donde todos llevamos un tambor en el alma decir afrodescendiente suena a “musiú”, aquí decimos “mi negra” o “mi negro” en señal de cariño y afecto), es quien nos brindó amablemente un ratito de su tiempo y a pesar de las distancias, poder compartir esta entrevista con todos sus seguidores.
“Mis juegos siempre terminaban con una sábana abriéndose y apareciendo Chichi Bardot”
–¿Cómo fue la infancia de Gledys Ibarra?
–Tuve una infancia feliz, llena de juegos, rodeada de mis tías y mi abuela. Llena de amor y felicidad a pesar de las carencias y algunas ausencias insustituibles.
–¿Cuándo supiste que querías ser actriz?
–Desde muy pequeña. Jugaba a la actriz sin saber ni qué era eso, sin saber todo lo grande que engendra el hecho de ser actor. No lo sabía pero mi cuerpo sí. Algo en mí, sí. Mis juegos siempre terminaban con una sábana abriéndose y apareciendo Chichi Bardot. Una luminaria creada por mí que fue mi amiga imaginaria hasta que decidí darle vida. Ella fue determinante y eterna.
–¿”Eloína Rangel” y “Patria Mía” fueron personajes que representaron dos etapas diferentes de una misma Venezuela. ¿Qué rescatas y qué criticas de cada una de esas etapas?
–Eloína y Patria mía, son dos privilegios para mí como actriz. Una marcó y partió en dos mi carrera y la otra me definió ante los ojos del público como una especie de heroína. Resalto a esa heroína, que en definitiva son ambas y todas: Mujeres trabajadoras, madres hasta el tuétano, mujeres que se imponen y hacen frente a su adverso destino y circunstancia. Son ambas el retrato más digno para rendir honores a la mujer venezolana. No las critico. A esos espíritus indomables, que no se venden ni sucumben a su propia adversidad no se les critica. Y en términos actorales los personajes no se les critica ni cuestiona. ¡Nunca!
–Cuéntanos de tu ida a Londres. ¿Cómo fue esa decisión? ¿Fue difícil adaptarse a esa nueva tierra?
–Me vine a Londres porque mi esposo es inglés. No había tomado la decisión mientras la relación, que ya llevaba siete años, gozaba de algo de informalidad, pero sabía que al casarnos el panorama cambiaría. Sí, fue difícil. Al principio, el miedo me dominaba y no sabes por dónde vas a comenzar, es duro. Lo primero que hice fue traducir mi Curriculum Vitae y enviarlo a aproximadamente setecientos emails de directores de casting y teatros. Hasta que unos meses después recibí un correo invitándome a hacer un casting en el Cervantes Theatre.
Difícil, lo sigue siendo, lo que ha cambiado es el nivel de seguridad en ti mismo que vas adquiriendo poco a poco, recordando y reforzando todo lo que traes en tu formación. Con una carrera sólida formada a hierro y probada en diferentes medios artísticos y lugares. Y que no debes dar por sentado nada. Seguir preparándose en ese lugar donde estás es fundamental. Aparte de entrenarte aprendes de las formas y dinámicas del sitio.
–En 2018 fuiste galardonada con el Lukas UK Award. ¿Qué diferencias has notado entre la formación y rigurosidad del trabajo actoral venezolano y el británico?
–Una delicia recibir el Lukas.Uk. Un regalo que fue una de las tantas hermosas consecuencias que me trajo interpretar a “Harrie”, un personaje glorioso y muy exigente de una obra maravillosa llamada La Tortuga de Darwing de Juan Mayorga, que en España lo hizo Carmen Machi. Un trabajo que hice para el Cervantes Theatre, dirigida por Paula Paz.
En las diferencias, lo primero que debo decir es que yo fui una privilegiada en cuanto a los maestros que tuve, la gente con la que me formé, los directores con los que trabajé, los compañeros actores con los que fui creciendo. Me formé como actriz en una época donde era inevitable que tus compañeros de trabajo fueran maestros. Tus maestros que reforzaban a los otros. Eso marcó una gran diferencia en mi carrera.
El mercado inglés es muy exigente. Es una industria enorme, gigantesca. Todo el sistema está estructurado para que los participantes en la industria estén formados y calificados académicamente. Los jóvenes talentos salen de las escuelas pulidos en muchas disciplinas. Cada sindicato, cada registro que agrupa los talentos está dividido en las exigencias de cada disciplina. Seas un talento nuevo o ya de carrera, hay exigencia de cuáles son los créditos que puedes exponer y las habilidades que has aprendido. Muchos filtros que pasar, hasta para estudiar.
– Pero el 2018 también representó para Gledys Ibarra el enfrentarse a una de las experiencias más difíciles para una madre, su hija Sugar perdía la batalla contra el cáncer. En su momento Gledys compartió la noticia a través de sus redes con un emotivo e inspirador mensaje: “Justo cuando la oruga pensó que su vida terminaba, ella comenzó a volar”. Justamente, la vida sigue su ciclo y hace poco se convirtió en abuela por sexta vez.
– Siií. Los tengo de todos los tamaños y edades (risas). Los míos y los de mi esposo que finalmente son nuestros. ¡Y es un rol que disfrutamos mucho!
En mi caso no pierdo oportunidad de estudiar. Tengo unos centros de actores donde voy a ejercitarme. Soy una estudiante asidua.
–¿Cuál sería el consejo que le darías a un actor o actriz que quiera hacer carrera en un país con un idioma diferente?
–Sería bueno estar formado en tu idioma, ése que entiendes de sangre. Sería muy bueno si sabes utilizar todas las herramientas que posee un actor. Estudiar el idioma y estudiar cada palabra con la que se nombran las actividades de tu oficio, que ya conociéndolos en tu idioma, puedas entonces saber de qué hablan cuando los mencionan en otro. Y luego enfrentarte a ese nuevo idioma y nueva dinámica respaldado por lo que ya manejas.
En mi caso no pierdo oportunidad de estudiar. Tengo unos centros de actores donde voy a ejercitarme. Soy una estudiante asidua. Me gusta prepararme y descubrir cosas que luego puedo usar para guiar a mis estudiantes hasta esos hallazgos. Disfruto compartir lo poco o mucho que sé con los interesados. Soy una fanática de la técnica de Sanford Meisner. Y me he dedicado en los últimos cuatro años a estudiarla y darla como una alternativa a los estudiantes de mis talleres, entre otras; luego ellos decidirán qué les acomoda mejor, con cuál quedarse.
Es muy costosa la preparación artística en Inglaterra. Es muy caro para un joven estudiar en las universidades y los colegios y academias acreditadas. Como una manera de incentivar a los jóvenes y no tan jóvenes a prepararse imparto cursos en The Latin Stage para acentuar esa seguridad necesaria para poder enfrentarse hasta a los monólogos que son exigidos como prueba, para entrar a los centros de estudio, en este mercado tan feroz.
–Se habla de que cuando caiga el régimen dictatorial en Venezuela, muchos volverán a su tierra. ¿Gledys Ibarra se plantearía volver a su patria?
–No lo sé. No me gusta dar respuesta que suenen a lo que quieren oír. No tengo esa respuesta. Hoy te digo que pienso que es mi país, es mi lugar, que sé cómo amanece y cómo huelen las mañanas y cómo duele también el estar lejos, pero la vida va tejiendo su piso también en los lugares donde vas. Haces tu rutina. Te acostumbras a las fusiones en el paladar. Construyes nuevos sueños y expectativas. Y los años van haciendo lo suyo. No adelanto nada. No lo sé. La vida es la que habla.
–Ya para culminar te formulo unas preguntas de respuestas cortas: ¿Un libro?
– ¿Un libro?
– Una lectura que para muchos pudiera resultar extraña, no es literatura común. Pero creo que es un libro muy importante, para descubrir cosas importantes también de la vida y la muerte, pero más aun de la vida: El libro tibetano de los muertos.
– ¿Una película?
– Los puentes de Madison.
– ¿Una Comida?
– Las sopas, los sancochos.
– ¿Una canción?
– Dream on.
– Y finalmente, Si se hiciese una telenovela sobre la situación actual de Venezuela, ¿qué título le pondrías?
– “Venezuela, la escena de un crimen”.
Actor y cronista teatral
Columnista en The Wynwood Times:
Textos y guiones